El Bautizo de vuestro hijo

Fíjate con que palabras más bonitas -del Ritual del Bautismo de niños-comienza la ceremonia del bautizo:
«Con gozo habéis vivido en el seno de vuestra familia el nacimiento de un niño. Con gozo venís ahora a la Iglesia a dar gracias a Dios y celebrar el nuevo y definitivo nacimiento por el Bautismo
Todos los aquí presentes nos alegramos en éste momento, porque se va a acrecentar el número de los bautizados en Cristo.
Dispongámonos a participar activamente».

Para ayudarte a comprender un poco mejor el nuevo nacimiento a la vida de Dios que tu hijo va a recibir hemos preparado este pequeño folleto.

¿Qué es el Bautismo?

El Bautismo es un sacramento por el cual renacemos a la gracia de Dios mediante la ablución con agua y la invocación expresa de la Santísima Trinidad, que nos incorpora a Cristo y a la Iglesia.

«El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión». (Catecismo de la Iglesia Católica 1213).

Es un sacramento

  • Signo sensible de la gracia de Dios. Por él, Dios obra en nuestras almas y nos ayuda a vivir como cristianos.
  • Instituido por Jesucristo y encomendado a la Iglesia.
  • Signo y medio con el que se expresa y fortalece la fe.
  • Signo por el que se rinde culto a Dios y se realiza -la santificación de los hombres.

Y es fundamental:

  • Porque Jesús anunció que para entrar en el Reino de Dios «hay que nacer de nuevo (Juan 3, 7), nacer del agua y del Espíritu» (Jn 3, 5).
  • También dijo: «El que crea y sea bautizado se salvará» (Me 16, 16).
  • Sin él, no se puede recibir ningún otro sacramento.

Necesidad del Bautismo

Puesto que todos nacemos con la naturaleza humana caída y manchada por el Pecado Original cometido por nuestros primeros padres Adán y Eva, los niños necesitan recibir el Bautismo.

El Bautismo es absolutamente necesario para salvarse, como declara el Señor a Nicodemo: «En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de los cielos» (Jn 3, 5).

La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de los niños. Por, tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios, si no le administraran el Bautismo. Así se entiende la necesidad de bautizar a los niños cuanto antes.

¿Qué efectos produce el Bautismo en quiénes lo reciben?

  • Borra el pecado original.
    • Por el Bautismo se perdona y destruye el pecado original con el que todos nacemos.
    • También se borran todos los pecados personales   -si hubiera lugar- del que se bautiza.
    • Si el recién bautizado muriese, iría directamente al cielo.
  • Infunde la gracia santificante.
    • El Bautismo nos hace «criaturas nuevas» (2 Cor 5, 17), «hijos adoptivos de Dios» (Gal 4, 5-7), participamos de «la naturaleza divina» (2 Pe 1,4).
    • Por la gracia santificante, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, establecen su morada en el alma que se convierte en templo del Espíritu Santo.
  • Infunde las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo.
    • Las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad.
    • Con los dones del Espíritu Santo el alma se hace dócil y pronta a los impulsos del Espíritu Santo.
  • Confiere el Carácter sacramental.
    • El carácter es cierta marca o sello del Espíritu Santo -espiritual e indeleble-que le recuerda su pertenencia a Cristo.
    • Es también la garantía de la vida eterna, pues todo aquel que guarde la amistad con Dios hasta el fin, podrá morir esperando la visión bienaventurada de Dios y la resurrección en el último día.
    • El carácter nos configura a Cristo, nos da una participación de su sacerdocio (sacerdocio común de los fieles), y nos capacita para continuar en el mundo su misión como discípulos suyos y nos distingue de los infieles.
  • Nos incorpora a Jesucristo.
    • Tanto la gracia como el carácter son efectos sobrenaturales del Bautismo, que nos unen a Cristo como se unen los miembros de un cuerpo a la cabeza.
    • Cristo es nuestra Cabeza, y el carácter nos vincula a Él, para siempre.
    • Los bautizados ya no se pertenecen a sí mismos (cfr. 1 Cor 6, 19), sino al que murió y resucitó por ellos. (Cfr. 2 Cor 5, 15)
  • Nos incorpora a la Iglesia.
    • Por el Bautismo nos convertimos en miembros de la Iglesia, con derecho a participar –en su día-de los demás Sacramentos y de una manera especial en la Eucaristía. Sin estar bautizado no se puede recibir ningún sacramento.
    • La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo, y el Bautismo nos incorpora a Él, que es la Cabeza, y a los demás como hermanos, miembros de un mismo cuerpo.
    • Los bautizados son las «piedras vivas» con las que se edifica este edificio espiritual que es la Iglesia.
    • Los bautizados están capacitados y se comprometen a servir a Dios mediante una participación viva en la santa liturgia de la Iglesia y a ejercer su sacerdocio bautismal por el testimonio de una vida santa y de una caridad eficaz.
    • Están llamados a servir a los demás en la comunión de la Iglesia, y a ser obedientes y dóciles a sus pastores (Cfr. Heb 13, 17).
    • Han de confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios y han de participar en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios.

¿Cuál es el significado de los ritos bautismales?

En la ceremonia del bautismo se realizan varios ritos y gestos. El sentido y la gracia del sacramento del Bautismo aparecen claramente en esos mismos ritos, y, «cuando se participa atentamente en su celebración, los fieles se inician en las riquezas que este sacramento significa y realiza en cada nuevo bautizado». (Catecismo de la Iglesia Católica 1234).

  • Por la señal de la cruz hecha en la frente del que va a ser bautizado, éste queda marcado por Cristo e indica que le va a pertenecer, pues Cristo es el que pagó con su sangre el precio del rescate. (Cfr. Mt 20, 28).
  • El anuncio de la Palabra de Dios ilumina la mente y el corazón de los candidatos y de la asamblea asistente, a la vez que suscita en todos la respuesta de la fe necesaria para recibir este primer sacramento, pórtico de entrada para los demás.
  • Los exorcismos, la unción prebautismal y la profesión de fe significan y expresan la liberación del pecado y del diablo. Una vez liberado, el candidato puede confesar la fe de la Iglesia.
  • El agua bautismal, bendecida mediante una oración que recuerda los hechos fundamentales de la historia de la salvación y por la invocación del Espíritu Santo, tiene virtud de hacer renacer para una vida nueva a cuantos en ella son sumergidos.
  • El bautismo propiamente dicho, que significa y realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a través de la configuración con el misterio pascual de Cristo.
  • La unción con el santo crisma, que es aceite perfumado y consagrado por el Obispo, significa el don del Espíritu Santo, por el que el nuevo bautizado ha llegado a ser un cristiano, es decir, ungido por el Espíritu Santo e incorporado a Cristo, sacerdote, profeta y rey.
  • La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha revestido de Cristo (Cfr. Ga13, 27) y ha resucitado con Él.
  • Y la vela: encendida significa que Cristo ha iluminado al bautizado y que éste ya puede caminar, por tanto, como hijo de la luz hasta que salga al encuentro del Señor al final de los tiempos, acompañado por todos los Santos.
  • El bautizado es, desde ese momento, hijo de Dios en su Hijo Único. Puede ya atreverse a dirigirse al Padre con la misma oración que Jesús nos enseñó: el Padrenuestro.

Es muy importante que antes de la celebración del sacramento los padres, movidos por su propia fe, o ayudados por amigos u otros miembros de la comunidad parroquial, se preparen a una celebración consciente, recurriendo a medios adecuados (Ritual del Bautismo de niños).

Los padres son los principales responsables de su fe

Los padres, junto con los padrinos, adquieren el compromiso de procurar que el niño lleve en adelante una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.
Los padres del niño ejercen un ministerio propio en la celebración del Bautismo cuando:

    • piden públicamente que su hijo sea bautizado.
    • realizan la señal de la cruz en la frente de su hijo.
    • renuncian a Satanás y pronuncian la profesión de fe.
    • llevan al niño a la fuente bautismal.
    • encienden la vela del cirio pascual.
    • al recibir al final, una bendición especial.

Los responsables de la educación de la fe de los niños bautizados son, de manera directa la familia, la escuela, la parroquia.
Dentro de ellas se incluyen:

    • en la familia, los padres y los padrinos.
    • en la parroquia, los sacerdotes y los catequistas.
    • en la escuela, los profesores (especialmente los de religión).

La familia es llamada «iglesia doméstica», y en ella los padres han de ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, tanto con su palabra como con su ejemplo.

La educación de la fe en el ambiente familiar se realiza, ante todo, por el testimonio de vida cristiana de los padres.

Los padres están llamados a dar una instrucción religiosa, generalmente de carácter continuo, permanente, no sistemático. Partiendo de la realidad de cada día, los padres van descubriendo a sus hijos la presencia del misterio de Cristo Salvador en el mundo.

Partes del bautismo