Dedicar una hora y media del mes a estar con Dios con tranquilidad, brindando una excelente oportunidad para escucharle con paz y profundidad. Es un momento para conocer a Dios y para autoconocernos bajo la luz que Él nos proporciona.
A menudo, esto marca el comienzo de una conversión sincera.
Consta de escuchar una lectura espiritual, seguido de dos meditaciones de algunos de los sacerdotes colaboradores con la parroquia. Entre una meditación y otra, se leerá un examen para que cada uno se pregunte en su interior en que puede mejorar. Acaba con un breve acto de adoración al Santísimo.